Una mica d'història

 Cada vez es más difícil encontrar proveedores que trabajen artesanalmente, la carga y descarga en estas

callejuelas es muy complicada, la gente ya no aprecia tanto los productos hechos a mano.

En la esquina de la misma manzana, frente a la plaza de Sant Josep Oriol, entre las bambalinas de la

tienda de confecciones Coses de Casa, Josep Maria Ferrer, dice que ya cumplió 79 años, que ya hizo todo lo que tenía que hacer, que hay cosas que ni entiende ni quiere entender. Este negocio abrió en 1972. “Hasta no hace tanto, en los alrededores, teníamos tiendas de sillas, de calcetines, de ropa de niños... y los niños jugaban a la pelota en la plaza. Pero ya no quedan vecinos, ni niños... Yo tuve una clientela muy buena que se hizo mayor, que se murió… y los turistas están por otras cosas. Ahora a mi alrededor sólo hay bares”.

“Viene un montón de gente a despedirse de la tienda –prosigue Ferrer–, y algunos me dicen que hacía cinco años que no venían. Y yo me digo que si no hubieran esperado tanto, quizás...”. Al final, agrega, “vendimos el inmueble, pero los detalles son confidenciales. La verdad es que no sabemos qué harán los compradores”.